martes, 16 de agosto de 2011

Miedos

Hablemos ahora de los miedos, de mis miedos, un miedo en particular que tiene nombre y apellido: Ingeniería electrónica.


Sí, me di cuenta que le tengo un miedo increíble a esta carrera, Leo me hablaba de Aplicada, me contaba su experiencia, llenas de formulas y desarrollos, cuando yo en estos momentos no sé ni sumar 2+2. En ese momento se me hizo la luz, le huyo completamente, porque no estudio, porque pienso en otras carreras, en otras facultades, pienso en cualquier cosa menos en ingeniería electrónica, porque le tengo terror!. Mi subconsciente me dice: “es muy difícil”, “voy a tardar 10 años como mínimo” busco excusa para dejar…


Con los miedos se pueden hacer tres cosas: 1) los enfrentas y le ganas. 2) los enfrentas y perdes. 3) huis y te queda la mancha de la cobardía para siempre.


Ahora les voy a contar otro miedo, mayor a Ingeniería electrónica. Este miedo se llama “pedir clemencia o suplicar”.


Es difícil describirlo: tengo pánico a encontrarme en una situación donde tenga que entregarme completamente, sin tener opciones, donde deba rogar por algo, como en las películas en las que se pide clemencia por la vida. Le tengo miedo a la situación y le tengo miedo al trastorno que me va quedar en la mente.


A ver, soy una persona que gana o pierde. Si pierdo, lo hago con entereza, quedándome tranquilo que di todo y que no hubo más por hacer. Si hubo una sola cosa que quedo por hacer (dentro de lo racional), va quedar grabado en mí, como que no luche hasta el final, como si fuera un cobarde.


Si bien este miedo se aplica en todos los aspectos de mi vida (sé que algún día irremediablemente lo voy a vivir) está relacionado con el miedo anterior. Si simplemente dejara la carrera, estaría siendo un cobarde, porque hui y no lo enfrente, porque no luche y me entregue sin pelear; y eso en mi cabeza es inadmisible.


Si esta puta carrera me va a ganar, me va a ganar luchando. Suena estúpido hacer algo por más que no te haga feliz, pero más infeliz voy a ser si dejo sin estudiar, sin probar mi capacidad…


"Para el éxito no hay otro método que trabajar, soportar, tener fem ser tenaz, no rendirse y jamás volver la espalda"

Rocio O, 4° parte

En capítulos anteriores había escrito: “es un hecho que esta historia continuara…”

Y en el primer capítulo de esta historia también había dicho algo importante “Emanuel, no seas pelotudo, ya sabemos cómo termina la historia. Seguí por el camino de la indiferencia a las mujeres, nos va mejor.”

Puta que soy vidente, ¿y cómo carajo termino la historia? Como la misma mierda

Todo tiene un límite, y mi paciencia también. Me pudrí de remarla en la arena. Fueron varios mis intentos de invitarla a salir… rechazo, de manera sutil, cada uno de mis intentos. Asique me retiro, aposte y perdí, es la ley del juego y lo acepto.

Florencia

“algunas chicas te engañan y después no las ves mas”

Sinceramente fue un misterio, una de esas cosas que uno no entiende por mas vuelta que le dé…

Fiel a mi estilo nunca me van “tocar” mujeres normales, alguna clases de quilombo groso tienen que tener… a ver, problemas tenemos todos, pero cuando digo quilombos grosos me refiero a cosas fuera de lo normal, no hay necesidad de seguir describiendo…

En fin, la historia cuenta de una mujer que hacia muuuuucho que no veía, tanto hacia que no la recordaba, ni siquiera estaba en mi memoria. Las intenciones de ambos se mostraron rápidamente y no hubo problemas para el reencuentro. La primera salida fue un éxito, y en la segunda se concreto el beso. Le siguieron nuevas salidas, boliches, bares… en fin. Todo hacía pensar que de una vez por todas, se me iba a dar, iba a tener novia… peeeeero, un día para el otro desapareció del único medio de comunicación que teníamos, facebook, sin celular ni teléfono fijo donde contactarla el tiempo fue pasando, digamos mes y medio, hasta que se volvió a conectar a su perfil, luego misteriosamente ya no era mi “amiga”, o sea, la muy hija de puta me elimino.


Todos nos preguntamos: ¿Por qué? ¿Qué hice de malo?, las respuestas son sencillas: No se. Nada.


Tal vez no le gustaba, aunque decía todo lo contrario, es mas fue ella la que me insinuaba “formalizar”.


La época de paz se acabo y otra vez estoy en la tormenta… Florencia quedara en mi recuerdo marcada por signos de interrogación.


Solo me queda una pregunta: ¿será el fin?