Comienza mi nuevo ciclo en BGH y estoy contento, en mi primer día saque algunas pequeñas (y apresuradas?) conclusiones:
Es una empresa grande, te dan todo lo que necesites, no me gusta vestirme bien, la oficina es muy cheta, en el comedor se morfa bárbaro, no se puede escuchar música muy alto, se juntan a jugar al futbol, la gente parece copada, mi jefe dicen y parece copado, voy aprender mucho, es lo que estaba buscando.
Espero no equivocarme y estar conforme, de una buena vez, con mi trabajo.
Una vez que llego a casa, de vuelta en buenos aires y después de contar uno poco lo que hicimos en estos últimos 15 días a mi vieja, me encerré en la pieza con música, de Pink Floyd de fondo, para acomodar un poco las memorias, tratando de volcar al Word lo vivido y realmente me resulta muy difícil describirlo. Como llevar las imágenes al papel? Como describir las sensaciones? Lo que se me cruzaba por la cabeza en cierto momento? Repito, me resulta muy difícil.
Hubo que caminar, transpirar y putear mucho, con dolores de todos los colores, para hacer lo que hicimos, llegar a donde llegamos, ver lo que vimos. No es que hayamos hecho algo imposible, ni mucho menos, de hecho lo hace mucha gente. Pero no son las vacaciones “all inclusive” donde todo está servido y vos no moves ni un dedo, estas son vacaciones a sudor, donde todo lleva 15km mínimo a pata y mucho peso en la espalda. Supongo que todo esto da un gusto especial: el esfuerzo tiene su recompensa: los 20 km al “otto mailing”, el camino al “Jakob” y la bajada al “cajón del azul”. Todo esto tiene, en mi, un marco de sensaciones: la amistad y el compañerismo, el valor por lo natural, por lo virgen, por la inocencia (humana y natural) que alguna vez llevamos todos hace muchísimo tiempo atrás y que poco a poco se va perdiendo con el correr de los años (espero que se entienda esta ultima parte), el mirar cierto paisaje y pensar que ni el mejor de los arquitectos podría diseñar semejante belleza, el solo caminar por el medio del bosque y sentir que respiras aire realmente puro, el mágico hecho de poder tomar agua de algún rio, el aturdidor silencio que reina entre los árboles.
Acá quiero hacer una excepción con el cielo: desde los 7 años que lo amo, tuve que esperar a los 19 para verlo otra vez y ahora lo vuelvo a ver a casi mis 22, me hiso esperar 14 noches para poder apreciarlo, ya que no se quería mostrar debido a la luna llena, pero al final la última noche te pude contemplar en todo tu esplendor y que belleza!!! Sentir que les podes hablar a las estrellas y ellas calladas pero atentas te escuchar; y que te respondan con varios destellos de estrellas fugaces, que magia… que hermosura.
Perdón que los aburra con mis locuras…
Las imágenes hablan por sí solas, algunas parecerán retocadas con photoshop pero no, es todo real, así se veía ante nuestros ojos.
En estas vacaciones mi cuerpo se siente muy cansado, pero mi cabeza puso su kilometraje en 0 y mágicamente mi vocecita interna, esa que me vuelve loco todo el año estuvo callada dejando su rebeldía de lado.
Estoy listo para arrancar otro año, sabiendo que dentro de 12 meses volveré a donde siento que pertenezco, donde siento que quiero vivir y morir: La Patagonia, el sur Argentino.
Carpa? Listo.
Mochila? Listo.
Aislante? Listo.
Bolsa de dormir? Listo.
Anteojos? Listo.
Cámara? Listo.
Podría decir que estoy listo para mis vacaciones de mochilero en Bariloche. Ayy como te hiciste rogar carajo… !!
