lunes, 17 de enero de 2011

No es una experiencia sincera, pero que me gusta vivirla.

Fin de mis vacaciones de verano, versión 2011.


De las vacaciones no hay mucho que decir, son vacaciones de playa con amigos, o sea, lo típico: joda, alcohol, mujeres, boliches, arena y fideos

Pero esta reflexión es mas sobre la sensación que tuve durmiendo la siesta en la arena con una remera sucia cubriendo mi cabeza.
La vida te muestra que la felicidad, llamadas vacaciones, existe durante 15 días y la misma vida, que te mostro la felicidad, ahora te hace caer a la realidad de vivir 350 días donde todo se vive entre una oficina y la facultad, yugándolo todo, de mierda en mierda, salvo alguna alegría esporádica, que no suele durar más de 2 días. Todo ese sueño jipi de vivir en carpa, sin internet, sin celulares, sin Tinelli, el solo pensar en pasarme la vida de mochilero en el sur, poder conocer el norte, ir a Bolivia, irme a Islandia, Tanzania y otros lugares remotos, conocer gente nueva, abrirme la cabeza en otra culturas, otros idiomas… todo ese sueño a lo John Lennon se va al carajo cuando te estás poniendo la camisa sin planchar, lavándote la lagañas para salir a trabajar, todo ese sueño se va al caño…

No soy el único que le pasa pero que vida injusta, la puta madre