domingo, 25 de diciembre de 2011

Un regalo especial para Navidad

Si pudiera elegir un regalo hoy, sin dudas elegiría un domingo con mi abuelo jorge:


Elegiría una de los tantos domingos con el viejo flores. Me despertaría, desayunaría un jugo de naranja recién exprimido, iría a saludar al Pulver, volvería a la cocina y leería la parte de deportes del diario. Almorzaríamos fideos con tuco mirando el TC y veríamos un pedacito del garaje. Ya saliendo para la cancha pero sin Fer, Dari y Papá. Nada de auto, hoy vamos en el 20, así aprovechamos para charlar en el viaje, nos bajamos en caminito y ya empezamos a respirar el aire de la pasión, el azul y amarrillo inunda nuestros ojos. Llegamos a Bransen y Aristobulo del valle. No voy a la platea con el, por más que me duela no voy con el, voy a la popular sur pero antes nos decimos simultáneamente “suerte hoy eh” sellamos la cabala con un pequeño abrazo. Boca gana 2 – 1, sufriendo. Termina el partido, la policía libera la platea, pero a la tribuna la deja 40 minutos adentro de la cancha, hasta que el visitante se vaya. Los 40 minutos son interminables pero llega el momento de la salida, apretujado salgo de la tribuna y levanto la cabeza, como las suricatas, y ahí lo veo, parado al lado de la parrilla de quique. Nos saludamos y comentamos del partido, ya una vez que cruzamos las vías y se puede caminar mejor, el viejo apoya su brazo izquierdo en mi hombro izquierdo, fue el momento que espere todo el día, ese gesto de fraternidad, donde los dos somos uno solo, donde su sangre se sincroniza con mi sangre y me transmite su cariño y enseñanzas. Seguimos caminando hacia el borda, a tomar el 45 o el 79, seguimos charlando bobadas, nos bajamos en la municipalidad de Lanús y caminamos para casa, llegamos a eso de las 8 de la noche, comemos algo y vemos el resumen del partido. Pedimos una pizza para cenar, ya casi llegamos al fin del día que me regalaron, terminamos de ver futbol de primera. Ahí cuando ya quedan minutos para que se me vaya, le digo lo que fue, es y será para mí. Que no me alcanzan las palabras para describir tal amor, porque cada día que pasa me doy cuenta lo que hizo por mí, educándome con los hechos y no con las palabras.


Lo abrazo fuerte y le digo que dentro de muchísimos años nos volveremos a reunir todo juntos a celebrar otro tradicional domingo de futbol.


A mí querido amigo incondicional:

Jorge Nestor Flores

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